
En el paseo de Sagrera, que recibe su nombre en honor a Guillermo Sagrera, se encuentra probablemente el edificio más emblemático de Palma de Mallorca. Construido por el mencionado arquitecto, y respondiendo a la herencia gótica de la isla, La Lonja de Palma fue construida en el siglo XV, y desde entonces se alza como un sitio de especial interés para el visitante, quien quedará enamorado de su intensa historia, seducido además por su memorable belleza.
Historia de La Lonja
Junto a la Catedral y el Castillo de Bellver, la Lonja de Palma es uno de los destellos arquitectónicos más importantes de toda la isla. Su construcción fue fruto del ingenio de Guillermo Sagrera, quien en 1426 recibió la orden, por parte del colegio de mercaderes de Mallorca, de erigir un punto de encuentro para la comercialización de sus productos.
Bien es sabido que, antes de realizarse el descubrimiento de América, el Mediterráneo gozaba de un gran afluente de barcos comerciales que transportaban mercancías desde varias partes del mundo. Mallorca, por su ubicación geográfica, no tardó en convertirse en un epicentro de comerciantes, por lo que el surgimiento de una Lonja para tales fines, se volvería una cuestión de tiempo.
Sin embargo, el proyecto guardaba paralelamente un significado mucho mayor: ensalzar la figura del mercader. Y tal fue el afán de sus pretendientes, que finalmente, la Lonja terminó siendo un edén de elementos arquitectónicos, sinónimo de la prosperidad que reinaba en toda la isla.
Treinta y dos años después de su comienzo, la Lonja de Palma vería la luz finalmente. Como curiosidad, debemos decir que la Lonja de Valencia, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1996 tuvo como musa a esta edificación balear, que desde el punto de vista arquitectónico refleja hasta nuestros días la gran prosperidad mallorquina del pasado, no sólo en el aspecto cultural, sino también comercial.
Recorriendo la Lonja
Al momento de su construcción, se pensó que el mejor sitio para ubicar este edificio sería justo a las puertas del mar, integrando la muralla marítima que bordea la ciudad. Con tal de poder contemplar el Palacio de la Almudaina, se colocó la fachada principal en esta dirección (hacia Levante), y desde este lugar comienza a despertarse precisamente el asombro de los visitantes, pues justo a la entrada, y en lo alto, nos observa una imponente escultura del Ángel Custodio, concebida por el propio artista Guillermo Sagrera utilizando piedra arenisca.
Portando una cartela en la que puede leerse “Defenedor de la Mercaderia”, la escultura del ángel es al día de hoy, uno de los máximos exponentes del gótico europeo.
Al adentrarnos en la edificación, podremos observar que su diseño obedece a una planta rectangular en forma de paralelepípedo. La cubierta, caracterizada por bóvedas de crucería, se encuentra afirmada por seis columnas helicoidales sin capitel. La disposición tan característica de estas columnas y el modo en que conectan con el techo, asemejan el interior del recinto con un gran bosque primaveral repleto de palmeras.
Si dirigimos nuestras miradas hacia el exterior de La Lonja, podremos observar el jardín del Consulado del Mar (sede del gobierno autonómico en el presente), cuyo estilo renacentista tan destacado, combina a la perfección con las cuatro torres esquinadas de planta octogonal encastada, y la galería calada de almenas en lo alto del edificio. Además, debemos destacar los pináculos de los contrafuertes de La Lonja, así como su fachada de vanos labrados en la calle lateral de Llotja de Mar.
Si bien las lonjas fueron tomadas de la cultura islámica (donde utilizaban casas públicas para la compra y venta de alimentos), hoy en día, este edificación en el centro de Palma de Mallorca logra nuevos propósitos, albergando numerosas exposiciones contemporáneas de pintura y deleitando a los miles de turistas que la visitan cada año.
El Barrio de La Lonja
Adyacente al atractivo cultural de la propia edificación, existen en los alrededores de la Lonja numerosos sitios de interés para los turistas. Conocido como “Barrio de la Lonja”, esta zona de Mallorca da cabida a una gran variedad de restaurantes y espacios de ocio que se llenan de vida a la caída de la tarde.
La Calle Apuntadores es el centro de la vida nocturna donde los comercios locales no duermen, combinando además con algunos centros nocturnos como el Jazz Club de la Calle San Juan y el Abaco Cocktail Bar. Paralelamente, debemos destacar el Hotel Tres, considerado como uno de los mejores hoteles del mundo.
Como parte de la oferta gastronómica, el Forn de Sant Joan se realza como el restaurante más popular de Palma de Mallorca, aunque para reservar es necesario hacerlo con bastante tiempo de antelación. No obstante, y en la misma calle, podremos optar por KOA, un sitio de pizza gourmet y cócteles igual de ameno. Destacan además otros locales como La Paloma, el Opio Bar & Restaurant y el Restaurante Bruselas, famoso por sus carnes y vinos.