¿Por qué gusta tanto Palma de Mallorca? Desde sus calas oníricas hasta la belleza de sus parques naturales, pasando por su centro histórico, su Catedral o su paseo marítimo, no cabe duda de que la mayor de las Islas Baleares posee múltiples ingredientes para atrapar al turista y no dejarlo ir, o quizás, hacerlo retornar una y otra vez cada verano.

Sin embargo, aún nos queda por añadir un elemento más, y se trata precisamente de los barrios y pueblos pesqueros de Mallorca, los cuales, imperturbables a la modernidad, aun guardan restos del rico pasado de la isla y exhiben al visitante una arista completamente diferente de su agitada travesía.

Como ejemplo de estos pueblos encantadores, hoy centraremos la atención en Es Jonquet, una región aparentemente desconocida, o no tan visitada, y que curiosamente atesora una gran belleza de antaño, digna de ser visitada y rememorada.

Pueblo de Es Jonquet, Mallorca

Una perla dentro de la ciudad

Nos encontramos en la calle Jaime III, una especie de arteria citadina en la que comerciantes y dueños de locales de ocio se han confabulado, sin descuidar ese aire pueblerino y noble que tanto caracteriza la zona, para llenar de vida cada uno de sus rincones. En uno de sus extremos, la avenida conecta con el distrito de Poniente, un refugio de 26 barrios pequeños entre los que se encuentra nuestro principal destino: Es Jonquet.

Curiosamente, Es Jonquet es una barriada poco conocida por los turistas de Mallorca, razón por la cual, quizás aún mantiene intacto el encanto y la inocencia de un típico pueblo de pescadores. Además de lo anterior, este pueblo se encuentra hermanado con el Paseo Marítimo y Santa Catalina, dos zonas que se caracterizan por un vertiginoso afluente de turistas en gran parte del año, y cuya actividad no ha podido influenciar la tranquilidad y la placidez que se respira en Es Jonquet.

Si bien algunas personas prefieren adentrarse en este barrio a través del Paseo Marítimo, entre las calles Argentina y Monsenyor Palmer, lo cierto es que su entrada principal se encuentra en la Calle San Magín, donde una entrada peatonal de suelo empedrado nos aguarda a unos escasos 50 metros a la izquierda. El paseo mágico hacia Es Jonquet comienza desde este momento.

Un aire marítimo que atrapa

Su elevación tan pronunciada con respecto al resto de la ciudad le otorga a Es Jonquet un cúmulo de vistas de ensueño. En nuestras mentes y cámaras fotográficas podrá quedar retratada la Bahía de Palma, un paisaje privilegiado en el que algunos turistas preferirán resguardarse tras dejar atrás el bullicio alocado de Santa Catalina.

Posteriormente, y una vez que nos insertamos en la atmósfera pueblerina de Es Jonquet, acudirán a nuestra mirada un grupo de casas de colores, cuyo principal encanto es precisamente la sencillez de sus construcciones y un diseño típico de las costas mediterráneas de Mallorca. En contraste, Es Jonquet también posee algunas casas más esbeltas, lo que le confiere al lugar una alineación heterogénea muy singular.

Molinos de Es Jonquet

Tan intensa es la travesía por las calles estrechas y míticas de Es Jonquet, que al día de hoy, este pueblo goza del reconocimiento internacional al ser declarado como Bien de Interés Cultural por parte del gobierno español.

En cuanto a sus pobladores, estos no se alejan del óleo marítimo que traza Es Jonquet. A la caída del Sol, lo vecinos abandonan sus casitas blancas para congregarse en las calles empedradas, y desde aquí, recibirán la noche sofocante del verano entre largas y sugestivas tertulias mientras velan a sus pequeños que corretean por todo el lugar.

Sin duda alguna, ser partícipe de esta imagen, nos recordará por qué Palma de Mallorca es fiel a su herencia pueblerina, a pesar de la urbanización y el enjambre de visitantes que busca precisamente eso, un lugar para perderse, o reencontrarse, sumergido en una naturaleza tan pueblerina como encantadora.

Los molinos de Es Jonquet

Como parte de nuestra travesía a las épocas de antaño, algo en lo que Es Jonquet se empeña en recrear con suma fidelidad, podremos observar al fondo los molinos distintivos de esta ciudad. La cercanía de estas construcciones con el mar, ha reforzado su misticismo, y gracias a su impecable estado de conservación, hoy pueden ser observados con la misma belleza con la que, por el lejano siglo XIX engalanaron las postales de la época.

En un principio, los molinos fueron construidos para moler el grano como parte de la incipiente actividad industrial de la isla. Poco a poco, las construcciones quedaron sembradas en el patrimonio de la región hasta ser declarados Monumentos de la Arquitectura Popular de Mallorca, y hoy en día representan el símbolo más honorífico de Es Jonquet.

Próximos al puerto de Palma de Mallorca, los cinco molinos que conforman el monumento, y desde los cuales puede avistarse sin problemas el Castillo de Bellver y la Catedral de Palma de Mallorca, hoy se enfrentan a un riesgo de ser demolidos, debido a los planes urbanísticos y de expansión del gobierno mallorquín.

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