
No se concibe una visita completa al centro histórico de Palma de Mallorca sin visitar su mítica judería o “call”, como se le denomina en mallorquín. La historia, aún atrapada entre las calles de este barrio, nos describe con fidelidad la historia de los judíos mallorquines (conocidos como xuetes o “chuetas” por los propios habitantes), quienes a pesar de la persecución sufrida y los azares de la ignorancia, nos legaron una rica e intensa herencia cultural apegada hoy a las bondades más representativas de la isla de Mallorca.
Historia de los judíos en Mallorca
Hacia el siglo XIV, el rey Jaime II había decretado que los judíos debían establecerse en las llamadas “juderías” o calls, aunque podían efectuar sus negocios en cualquier región. Poco a poco, este pueblo alcanzó una gran prosperidad, aunque las diferencias religiosas terminaron por desencadenar una sangrienta batalla por parte de los campesinos mallorquines quienes asaltaron la judería en el año 1392.
La matanza ocasionó la muerte de unos trescientos judíos, un hecho que condicionó la conversión al cristianismo de los judíos, al menos de manera aparente, pues muchos de ellos continuaron realizando sus prácticas religiosas en secreto. A los judíos convertidos pasó a llamárseles “chuetas”, pero estos no quedaron exentos de oprobios y actos discriminatorios.
Los asaltos a las juderías continuaron tomando lugar y no fue hasta el año 1873 que estos habitantes pudieron ingresar a las escuelas públicas, debiendo esperar además hasta el siglo XX para poder cursar sus estudios en los colegios religiosos de la región. A los judíos tampoco se les permitía ordenarse y predicar con entera libertad.
Otro de los sucesos tristes que vivió el pueblo judío en Mallorca sucedió en el año 1942, cuando la ola nazi en Europa, junto a la Falange española, decidió llevar a cabo un riguroso censo en la isla para determinar la conexión existente entre los habitantes mallorquines de origen judío y un grupo de organizaciones judías internacionales.
Cualquier judío que levantara sospechas sería llevado de inmediato a los campos de concentración nazi. Evidentemente, este acontecimiento generó no pocas preocupaciones entre la población chueta de Mallorca, aunque afortunadamente, el obispo Miralles incluyó en el informe un número muy amplio de judíos, con lo que las acusaciones y por ende la expulsión de estos pobladores no pudo ser llevado cabo.
Como resultado de lo anterior, los judíos europeos pasaron de ser una comunidad próspera y numerosa a reducirse poco a poco hasta el borde de la extinción. Actualmente, aún permanecen vigentes algunas conductas de rechazo hacia la población judía, a pesar de las organizaciones y movimientos creados a favor de los chuetas.
El Barrio Judío de Palma en la actualidad
El barrio judío de Palma comprende desde la Plaza Santa Eulália hasta Porta de’s Champ. Las calles empedradas y apretadas de este barrio (de hecho la palabra calls significa “callejula”) combinan a la perfección con sus casas que en el pasado eran fabricadas con madera, adobe y ladrillos. Lo realmente impresionante del call de Palma es que aún conserva los elementos típicos del pueblo judío, por lo que la experiencia fungirá gratamente como un viaje en el tiempo.
La barriada judía se encuentra ubicada en la región nordeste de Palma, y contiene tres arterias o avenidas principales: calle de Montisión, calle de Sòl y la calle del Seminari Vell. Dentro de las edificaciones que formaron parte de la cultura judía, se conoce que la actual Iglesia de Montesión en el carrer Montesión fue erigida sobre una sinagoga empleada por el pueblo chueta en épocas pasadas. A su vez, el muro que bordeaba la barriada (como símbolo de segregación en el pasado) tampoco guarda evidencias en la actualidad.
Aun así, caminar hoy en día por el barrio judío de Palma todavía despierta asombros en sus visitantes, pues las calles conservan ese aire nostálgico de la herencia judía, además de que podremos visitar la Torre de l’Amor y la Escuela Superior de Turismo (anteriormente casa de un judío rico) así como la calle del viento, popular por una peculiar corriente de aire que siempre circula por la estrecha avenida.
Más importante aún resultan los baños judíos de Palma de Mallorca, ubicados en los jardines de Can Fontirroig. Estos jardines se componen de una sala cuadrada apoyada sobre doce columnas que desembocan en una cúpula de aberturas redondas. La sala se utilizaba para los baños calientes y funcionaba a través de un sistema de doble suelo ahuecado por donde penetraba el vapor del agua caliente.
El creciente interés que ha despertado la cultura judía en los habitantes mallorquines, les ha llevado además a crear un “Centro de Interpretación del Call”, donde guardan la misión de rescatar la herencia judía y borrar los sentimientos de rechazo creados a lo largo de los años. Al mismo tiempo, también se celebran actividades culturales como las “Jornadas Culturales Judaicas”.