
Bautizado en honor a las numerosas salinas -lugares donde se deja “secar” el agua del mar para recoger la sal gracias a unas prácticas artesanales creadas desde hace mucho tiempo – que datan de la época de la dominación romana – el municipio de Ses Salines es uno de los lugares con más encanto que nos podemos encontrar en la isla de Mallorca. Uno de esos lugares diferentes, de esas porciones de tierra que merecen ser visitadas si optamos por viaja a la isla balear.
En la comarca del Migjorn
Ses Salines es un territorio costero, donde también viven pescadores que utilizan técnicas de faenar utilizadas desde siempre. Se encuentra emplazado en la comarca del Migjorn -parte sureste de la mayor de las Baleares- y como localidades vecinas cuenta con los municipios de Campos -también llamado como el “Campanero”- y Santanyí -donde se encuentra zonas costeras de renombre, como Cala D’Or o Cala Figuera-. La “villa” de Ses Salines es la capital del municipio y en sus inmediaciones se encuentra el ayuntamiento y el “territorio” más turístico, conocido como Sant Jordi.
Un lugar con historia
Tal y cómo ocurre en muchos de los emplazamientos de corte más histórico de Mallorca, los orígenes de de Ses Salines llegan hasta la época de la dominación musulmana -al menos aquellos de los que se tiene constancia escrita-, cuando la zona era una alquería donde se practicaba la agricultura. También debemos recordar que en este municipio siempre ha habido un constante flujo humano, ya que las salinas que le dan nombre causaban la presencia regular de grupos de trabajadores acompañados de sus familiares.
Las prácticas artesanales de recogida de sal datan de la época romana, aunque otros grandes pueblos de la historia también han dejado su huella en Ses Salines. El comercio causó que el municipio también contará con asentamientos cartagineses y los barcos fenicios se dejaron ver por la zona en su momento. Un lugar rico en historia. Un lugar querido y visitado desde siempre.
Torres de defensa y molinos de viento
El carácter histórico de Ses Salines también ha dejado su huella en las construcciones que nos podemos encontrar cuando damos una vuelta por el municipio. Las torres de defensa son una de ellas. Las Baleares siempre han sido un archipiélago clave para los países con una gran marina -solo hay que ver estudiar sus relaciones con el imperio británico-, pero también fueron zona de paso de piratas y corsarios.
La defensa ante los ataques de estos últimos era más que necesaria y las torres eran bastiones necesarios para parar sus acometidas. Junto a los vestigios de carácter militar también nos podemos encontrar con estructuras donde los molinos de viento son la parte central y donde se molía el trigo necesario para la supervivencia de los mallorquines.
La presencia de la iglesia
Una vez adentrados en la historia de la zona y en las construcciones arquitectónicas que la ilustran, debemos hacer una pequeña parada en las raíces cristianas, plasmadas en diversos edificios utilizados para la oración. Así, nos encontramos con la llamada Iglesia Vieja, la primera conocida en la zona, que se encuentra en el casco histórico de Ses Salines y cuya construcción data del siglo XVII.
Posterior a esa fecha fue la edificación de la Iglesia Parroquial de Sant Bartomeu, que comenzó a proyectarse durante el siglo XIX. El santo que da nombre a esta iglesia siempre ha sido considerado como una referencia espiritual para los marineros.
Es Trenc, Es Carbó y Es Marqués
Y, como no podía ser de otra forma, también debemos detenernos en las impresionantes calas que podemos visitar en Ses Salines. Hablamos de territorios de agua cristalina y arena blanca. De lugares donde el tiempo se detiene. Tres de esos ejemplos son Es Trenc, Es Carbó y Es Marqués. En el primero de los casos nos encontramos con una playa de tres kilómetros de longitud ubicada en un Área Natural de Especial Interés, que cuenta con una zona visitada por practicantes del nudismo.
Es Carbó, por su parte, destaca por ser una zona para el baño con poca profundidad, lo que puede ser un gran factor si viajamos con niños. Su arena blanca y la vegetación que rodea su cerca de kilómetro y medio de extensión también son elementos de gran atractivo. Es Marqués, por último, cuenta con todo tipo de servicios y está ubicada cerca del centro turístico de la Colònia de Sant Jordi. Es Dolç, Ets Estanys y Ses Roquetes también son lugares especiales para el descanso que se merece una visita.