
Los miradores y atalayas de Mallorca guardan una magia espectacular, difícil de admirar en otro rincón del mundo. Después de todo, ¿Qué puede ser mejor que ver el Mediterráneo rendido a nuestros pies? La ocasión alcanza su punto máximo en las últimas horas de la tarde, cuando la luz del Sol, a modo de despedida, comienza a teñir el mar con un dorado maravilloso que pocas personas pueden resistir experimentar. Si no quieres perderte esta magnífica oportunidad, te brindamos a continuación los mejores rincones de la isla mallorquina para disfrutar de un atardecer inolvidable.
S’Embat
Impregnado con un ambiente playero tan exquisito como el de Ses Covetes, S’Embat es uno de los platos fuertes de la isla en materia de miradores y lugares propicios para contemplar una hermosa puesta de Sol. El chiringuito de la playa ameniza además la oportunidad con cocteles refrescantes y comidas exquisitas, además de una programación cultural sumamente atractiva, entre las que destacan los conciertos al aire libre con bandas del momento.
El Mirador de Na Foradada
Para acudir al mirador de Na Foradada y deleitarse con el impacto visual de su naturaleza, lo mejor sin duda es acudir un domingo, pues además el visitante tendrá la oportunidad de disfrutar de un ambiente musical encantador, cocteles y una decoración muy especial que invita a la relajación y el disfrute. El mirador se encuentra en la carretera de Valldemossa a Dejà, específicamente en el kilómetro 65,5.
Cabrera
No podía faltar en nuestra lista. El Parque Nacional de Cabrera atesora una de las puestas de sol más espectaculares de toda la región, que además podremos complementar con un baño en Sa Cova Blava y una oferta gastronómica económica y deliciosa. 35 minutos de viaje nos permitirán disfrutar de una velada por todo lo alto, que además incluye una visita al castillo y al museo de la región, para cerrar finalmente con broche de oro tomando una copa de cava y despidiendo las últimas luces del día.
Mahres Sea Club
Una de las propuestas más cercanas a la capital de Mallorca, y para quienes visitan la isla por pocos días, representa la oportunidad perfecta para escaparse a relajar del bullicio de Palma. El Mahres Sea Club se encuentra disponible a partir de las ocho de la noche durante los meses de junio a septiembre, y junto a un ambiente minimalista pero cuidadosamente diseñado, el lugar se encarga de exhibir muestras de cine al aire libre, además de bebidas y actividades que amenizarán con gusto nuestras noches de verano.
Hostatgeria del Castell d’Alaró
Alejado de los beach clubs de la zona, Hostatgeria del Castell d’Alaró nos proporciona un ambiente más campechano y tradicional, ideal para complementar nuestra visita con una cena a casi 800 metros de altura. El paseo por el lugar, aderezado con la luz lánguida del Sol, también puede ser complementado con una estancia durante la noche en la hospedería del lugar. Se recomienda reservar con antelación.
Il Chiringo
Si nos decantamos por un ambiente más movido, sin duda debemos recurrir a Palmanova, donde Il Chiringo se desempeña como un anfitrión perfecto para despedir el día acompañado de música electrónica, dj’s locales y artistas de toda la isla. La atmósfera juvenil que se respira en este lugar es sencillamente asombrosa, aunque si deseamos algo más tranquilo en la propia zona, nada como acudir a los ocasos de la Costa de la Calma.
El faro de Formentor
A sólo 20 kilómetros del Port de Pollença, el faro de Formentor es el punto por excelencia más destacado de todo Formentor. El mar, en maridaje perfecto con el aire montañoso, nos deslumbra a cada paso gracias a las vistas impresionantes que obtendremos de la Serra de Tramuntana. Sin embargo, para obtener el máximo esplendor de belleza, deberemos dirigirnos al propio faro. Entre pinares, atalayas y construcciones del pasado, los visitantes podrán disfrutar además de la Cala Formentor, una de las playas más populares de Mallorca.
Terraza del museu Es Baluard
Para contemplar una hermosa puesta de Sol no es necesario abandonar la capital de Mallorca. En Palma, contamos con la terraza del museu Es Balard, ondeante sobre el Paseo Marítimo de Palma. Además, y si preferimos un lugar más tranquilo, nada como huir hacia la montaña de Randa, donde una oferta gastronómica de primer nivel ameniza los atardeceres cada día, acompañada de un ambiente musical muy romántico.